La Cultura de la Vida

Friday, November 24, 2006


Estos somos y aquí estamos


Somos un grupo de seis mujeres integrado por: Costa Paola, Cors Maria Cristina, Llanos Pamela, Pais Marilyn, Oviedo Elsa Nelida y Garbia Maria Cristina.
Este grupo trato el tema de la cultura a través de las distintas vivencias de la infancia de acuerdo a las distintas épocas, edades y experiencias de dichas integrantes.A través de los diálogos y debates sobre las distintas experiencias ,debemos reconocer que la cultura en todas sus manifestaciones a cambiado a través del tiempo y eso nos ha ayudado a entender las distintas generaciones.

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¿De donde saliste, Cultura?

Cuando nos pusimos a discutir sobre lo que significaba la Cultura no nos pusimos muy de acuerdo pero, por otro lado, si podemos afirmar que hay diferentes tipos de cultura que conviven y la cuestión, para cada uno de nosotros, es adaptarse a lo diferente y poder vivir con todos.
Estas diferentes culturas se desarrollan en tiempo y lugar. Y en los cambios de lugares, con el paso del tiempo, no hay cultura que se resista al cambio. De alguna manera, ninguna cultura se mantiene igual por siempre.
Una forma de adquirir la cultura es por medio de la educación. Hay instituciones que se dedican a enseñar la cultura, pero también se aprende de otros lugares en tanto que incluye conocimientos, información, música y las costumbres de cada pueblo. La cultura, en fin, es algo que nos permite hacer cosas como seres humanos, es decir, socializarnos.

RECUERDOS A MIS CINCUENTA AÑOS.

Crecí en villa dominico ,hasta los 10 años, y con mis padres recorríamos muchas veces el parque dominico, lugar donde solíamos ir a la pileta, andar en bicicleta, caminar y, muchas veces, ver espectáculos en la pista de patinaje. Jugábamos a la rayuela, las figuritas, la mancha y, cuando no nos veían, a la botellita.
Las amistades siempre las tenía en la escuela pero las que más me gustaban eran las que compartíamos con mis primas. Nos juntábamos los domingos en familia. Las vacaciones de invierno y las de verano estaban re buenas.
Muchas veces mis padres eran algo rigurosos. Yo tenía la costumbre de silbar y siempre me retaban porque siempre lo hacía a la hora de comer (y es el día de hoy que lo hago). Cuando nos reuníamos en familia, a los chicos no nos dejaban hablar porque era, según ellos, una falta de respeto. Nunca lo entendí. Otra cosa inentendible era cuando íbamos a almorzar o cenar, siempre debíamos esperar a que nos autorizaran, o que el familiar más adulto, el abuelo o la abuela, nos dijera que podíamos comenzar a comer. Nunca nos dejaban elegir la ropa. Nos teníamos que poner lo que ellos ya nos habían elegido.
Cuando terminé la escuela primaria yo quería seguir estudiando, pero una semana antes de terminar ya tuve que empezar a trabajar por la tarde y terminar la escuela a la mañana. Esa fue mi más grande desilusión porque mi madre no me consulto y yo estaba muy entusiasmada con ser una profesional. Eso no me lo permitieron.
Recuerdo que las piletas que estaban cuando yo tenía unos seis años, las taparon con tierra. Parece que estoy viendo los camiones que las estaban tapando. Yo no entendía nada porque mi padre me explico que algún día las volverían a abrir. Y tenía razón, dado que después de varios años las habilitaron nuevamente y las mejoraron. Actualmente las vemos ahí en el parque. Esas cosas se disfrutaban en Villa Domínico.
Me gustaría que la educación en la escuela sea como en mi época. Los maestros nos enseñaban muy bien, incluso aprendíamos a corregir nuestras faltas de ortografía, a leer como corresponde. Pienso esto porque hoy en día veo que los chicos tienen muchas faltas y los maestros no tienen permitido corregirlas. Según me explicaron, se les puede crear problemas psicológicos al alumno. No sé si es conveniente, pero no soy yo quien puede solucionarlo.
Espero que alguien se de cuenta y trate de mejorar este dilema educativo.

María Cristina Garbia

Donde empezó mi trauma

Mi infancia fue linda, si se puede decir así. Tuve que vivir con el complejo de se la hermana del medio (muy chica para algunas cosas y muy grande para otras).Vivíamos en una casa humilde con un patio enorme ya que éramos ocho hermanos. El barrio era tranquilo, por las mañanas podíamos escuchar el revoloteo de los pájaros y sentir el calorcito tibio del sol mientras mamá tomaba unos mates mientras lavaba la ropa. Todavía recuerdo el olor de esas tazas calientes de mate cocido y el pan con dulce de leche.
Tengo un gran recuerdo de los juegos que jugaban mis hermanos porque nunca me dejaban participar. Lo que me quedaba era jugar sola. Entre mis juegos favoritos estaban: dibujar, hacer ropa para las muñecas de mi prima y cantar. Estaba bueno inventar canciones que solo yo escuchaba.
Tenía pocos amigos ya que mi mama nos prohibía muchas cosas. De los poco que tenía me acuerdo de Serenito (le decíamos así por el yogurt), la polaca(era la hermanita) y el mono (porque era negro). Ellos eran hijos adoptivos de mis papás. Pero la mejor amiga de mi infancia era mi prima Natalia. Ella estudiaba danzas y la mamá le hacia todos los trajes. Era hermoso verla bailar. Con ella vivimos muchas cosas. Recuerdo las navidades donde mi tía compraba mantecol solamente porque sabía que iba a ir yo. La casa de Natalia era uno de los pocos lugares donde mi mamá me dejaba ir. Nos pasábamos horas hablando, mirando fotos e intercambiando ropa de muñecas. Como mi mamá no podía comprarme muñecas, ella me regalo una.
Mi vieja siempre fue muy estricta y mi viejo muy violento, mayormente con mis hermanos mayores. Hay cosas que prefiero no acordarme de mi infancia para no repetirlas luego con mis propios hijos(abusos, maltrato tanto verbal como físico) pero ahora que soy mas grande entiendo, citando unas de las tantas frases de mi vieja: “ojala hubiera nacido con un libro que me enseñara a ser madre, pero no”o “yo te traje al mundo hija de puta y yo te voy a matar”. ¿No es hermoso todo lo que se puede aprender para no repetirlo después?. Aquí voy terminando, pero ojo, todavía me quedan ciertas cosas y cuando me doy cuenta me quiero matar, pero que se le va hacer...
Lo único que deseo para el futuro, o sea para los chicos del futuro, es que desarrollen mucho su imaginación y así van a poder escapar de malos momentos sin tener que irse lejos.


COSTA PAOLA ( JODY )

Bioinforme

Mi infancia la viví en Villa Dominico, una localidad de Avellaneda. Recuerdo que en aquellos momentos se estaba terminando el parque que ahora se conoce como “parque de los Derechos del Trabajador”. Este era un lugar de recreación muy interesante para gente de todas las edades, en especial los días domingos. De día también se podía disfrutar de la famosa feria, a la cual asistía gente de localidades vecinas.
También comenzábamos a beneficiarnos de los dos muy famosos hipermercados, Coto y Auchan que también habían sido construidos en esos años.
Los juegos que estaban de moda en mi infancia eran los clásicos: La mancha, la escondida; la antigua rayuela, que nunca pasaba de moda; el poli ladrón; además de los infaltables patín y bicicleta.
Al principio, mi grupo social estaba formado por parientes y vecinos. Luego se sumaron a ellos, los hijos de conocidos y los compañeros de escuela.
Como mi mamá alquilaba, la llegada de los vecinos era un acontecimiento. Una vez, llegó una familia numerosa con chicos de todas las edades. En esa familia encontré a mis mejores amigos. Fue un período muy grato.
La vereda de cualquiera era un lugar de encuentra. Allí nos reuníamos y decidíamos a que jugar. También nos juntábamos a tomar la merienda en la casa de alguna amiga y en cumpleaños o asaltos (una variable de los cumpleaños que se usaba en ese tiempo).
Nuestra educación, tanto familiar como escolar, era mas o menos estricta. Quizás no tanto como en otras épocas, pero más que ahora. Nosotros sí disfrutábamos de la comunicación.
En mi familia acostumbrábamos a ir de vacaciones siempre a la casa de mis abuelos en San Juan. Era ir casi por inercia, no podían pensar en otro lugar, pero bueno. Eso fue hasta los diez años, porque ellos eran los papás de mi papá y, como luego él se divorcia de mi mamá, esa rutina se termina y mi vida da un giro de ciento ochenta grados. En ese momento cambiaron las costumbres, cambiaron los juegos, cambio mi infancia, y aparecieron recuerdos que no fueron tan gratos como los primeros.
Usando parte de lo que se contó podríamos hablar de la infancia en el pasado, y compararla con la de la actualidad. A traves del tiempo podemos notar que muchas fueron las cosas que cambiaron. Estos cambios fueron beneficiosos en el ámbito de la tecnología, de la cultura, de la libertad de expresión y podríamos decir perjudicial en el campo de la seguridad, la moralidad y el crecimiento prematuro.

Pamela Llanos


Desde Quilmes vengo llegando

Mi infancia la pase en el barrio de Quilmes. Era un lugar bastante barrial. Allí tenía unos cuantos amigos. Siempre nos juntábamos en la casa de alguno para jugar o hacer cosas. La mayoría de las veces jugábamos a las muñecas, a la mancha y a la rayuela. Nos llevábamos bastante bien, era muy raro que nos peleemos. Pero cuando nos peleábamos nos decíamos de todo de repente nos acordábamos de todos nuestros familiares en un segundo, encima pasaba media hora y ya estábamos jugando todos juntos de vuelta.
Otras veces nos juntábamos solo para hacer las tareas escolares porque la mayoría íbamos al mismo grado. En el colé, algunos días, teníamos talleres extras curriculares y siempre nos mandaban hacer maquetas o laminas sobre un cierto tema.
También íbamos al teatro de la peatonal, con nuestros papás, a ver las obras de títeres que solían ser los fines de semana nos íbamos todo el día .
Siempre que íbamos a algún lado sin mis papas, teníamos que volver a un determinado horario si no nos retaban o nos ponían algún castigo. Al frente de casa había una cancha de fútbol donde íbamos a ver como jugaban los chicos. Mi mamá me castigaba muchas veces porque peleaba mucho con mis hermanos, tengo 6 hermanos y yo soy la segunda de lo seis y me molestaba todo lo que hacían, también odiaba cuando venían los amiguitos de ellos a jugar a mi casa siempre se quedaban todo el día, cuando se iban dejaban todos los juguetes tirado eran insoportables
Los chicos de ahora no tienen tantos limites como antes.

Marilyn Pais

Mi gran infancia
Cuando era chica, vivía en Río Tercero, Córdoba. Era una ciudad muy chiquita, de buena gente. En general la gente era muy amistosa. Con mis hermanos jugábamos en la quinta calando sandia, melones. También cazábamos pajaritos y mariposas.
Las amistades nuestras eran muy buenas, y todavía solemos visitarla en vacaciones, nos quedamos a veces hasta 15 días. Los visitamos a todos porque, si no, algunos se enojan.
La familia de mi padre estaba en buena posición social y luego se fundieron. Pero, a pesar de todo, siempre recibían gente de todos lados, de varias provincias. Parecía un hotel la casa.
En la escuela nos educaron bien, creo yo. Aprendimos mucho, quizás más que en el presente. En cuanto a familia, mi madre nos educó con un régimen militar y, gracias a Dios,
mis hermanos y yo salimos muy derechos. Mi madre nunca se tuvo que lamentar de nuestra conducta.
Nuestra principal costumbre era estar siempre unidos, en paz y armonía. A los vecinos les llamaba la atención la unión que había entre hermanos.
Quisiera para los niños del futuro una madre que les aplique un régimen militar, y que le
indique el buen camino. Que no caigan en la droga, y que piensen la juventud es un buen
tesoro que hay que cuidarlo. Hay que enseñarle a pensar que tiene que ser un hombre de bien y que para eso tiene que estudiar mucho porque los conocimiento que uno posee, nadie se los puede sacar. Para aquellos niños introvertidos, pienso que no les tienen que frenar la lengua por querer ser perfectos, que hablen con las palabras que les damos. Tienen que recibirlas como bienes inepreciables. A veces nos callamos y no podemos expresar lo que sentimos, y nos sentimos mal y luego nuestro yo se resiente. Debido a eso viene la locura, porque nuestra necesidad imperiosa, desde que nacemos, es sentirse importante.
Esto hay que tenerlo presente, especialmente en la escuela primaria. Creo que porque se olvidan de esto es que hay tanta locura entre los chicos.
Nelida Elsa Oviedo

Un recuerdo inolvidable
A la edad de 3 años vivía con mi familia. Estaba mi papá, mi mamá y dos hermanos en el barrio de Villa del Parque en Capital. Tuve una infancia muy feliz en la cual jugaba con mis amigas a los juegos tradicionales: a la mamá, a la venta de productos de almacén, al doctor, etc.
En la escuela jugábamos a la mancha, a la ronda ,a la rayuela, a la escondida y al elástico. También intercambiábamos figuritas o jugábamos a la tapadita. Con mis hermanos jugaba a la pelota en el potrero que había en la esquina de mi casa. Otros juegos que recuerdo es el patrón de la vereda y la mancha.
Lo que nos gustaba hacer mucho era ir a hacer el reparto de leche con el almacenero, que era nuestro vecino y amigo. Con él salíamos todos las mañanas. Después de ayudarlo, él nos daba galletitas o caramelos.
Vivíamos muy contentos. A la edad de 9 años en nos mudamos al barrio de Floresta. A partir de ahí comenzamos a hacer nuevos amigos con los cuales compartí toda mi adolescencia. Me costo al principio adaptarme, pero me ayudo mucho la relación que teníamos con mis hermanos con quienes éramos muy unidos.
A los 11 años empecé una de las etapas mas lindas de mi vida porque el grupo de amigos que tenía era muy grande y maravilloso. Vivíamos todos en la misma cuadra y salíamos los Domingos todos juntos con mi papá y nos tomábamos el tranvía (que al poco tiempo lo cambiaron por el trolebus) para ir a la plaza Irlanda y jugábamos a la pelota ,a la mancha y la escondida y luego nos compraba un helado de palito Laponia o el clásico chupetín Pirulín que era riquísimo. Recién ahora que tengo 53 años los volví a ver de vuelta a la venta.
Un hecho que recuerdo mucho y que me gustaba era cuando todas las tardes pasaba el carrito del vendedor de helado de Bonafide y le compraba el bombón helado relleno de frutilla que siempre me lo guardaba especialmente para mi ya que a mis hermanos le gustaba el de chocolate. Realmente estar contando estas cosas me llenan de emoción y recuerdos hermosos. Cuando iba a la escuela me enojaba mucho con la maestra porque nos hacia realizar una carilla entera de tareas con las palabras que habíamos escrito mal y cuando nos portábamos mal en clase nos hacia escribir 100 veces NO DEBO PORTARME MAL EN CLASE. Realmente era un garrón pero, hoy en día, agradezco esas actitudes pues me sirvieron muchísimo.
Mi infancia fue muy linda. Había mucho respeto en el trato con mis padres, sobre todo con mi papá y lo que más me acuerdo era cuando nos preparábamos para comer: bastaba la simple mirada de mi papá para saber que yo tenía que ayudar a mi mamá a poner la mesa de lo cual siempre me quejaba porque mis hermanos, que eran más grandes, se reían ya que mi papa decía que esa era una tarea de las mujeres. En esas situciones, siempre terminaba diciendo: ¿Porque habré nacido mujer?
Igualmente mis recuerdos fueron muy lindos sobre todo cuando tuve 12 años, donde empecé a vivir la etapa de los famosos asaltos que eran las reuniones en las casas de mis amigos donde las chicas llevaban comida y los varones, la gaseosa. Nos poníamos a bailar y a jugar al juego de Verdad o consecuencia y al juego de la botella, en el cual había un beso al chico que apuntaba la botellita, ni hablar del otro anterior donde nos poníamos a contestar las preguntas y decir la verdad o de lo contrario teníamos que hacer una prenda en la cual nos poníamos colorados.
Si tengo que hacer una comparación con respecto a lo que me hubiese gustado vivir en mi infancia sobre la actualidad creo que lo único que faltaría es la tecnología de las computadoras que es muy interesante y lo que más me gustaría que vivan los niños de la actualidad, es una mejor enseñanza en la escuela primaria ya que tiene muchas falencias y que hubiese mas respeto en el trato con los mayores y lo mas importante que conserven esa inocencia que los haga disfrutar de sus actos.

Cristina Cors

¿Solidaridad y respeto?


Debemos reconocer que la cultura ha unido a muchas generaciones, pero jamás nos pondremos de acuerdo con el tipo de educación que se necesita. Tampoco podemos decir que la educación de antes era mejor. Cada uno de nosotros tuvo experiencias distintas con la educación de la escuela y de la familia. Por ejemplo, algunos decimos que antes había más respeto otros, en cambio, explican que este respeto estaba basado en el miedo.En una de las pocas cosas que nos pusimos de acuerdo es que es necesario educar a través del respeto y la solidaridad. El tema es que tenemos un montón de diferencias en los medios que podamos utilizar para conseguir estas cosas. Algunos hablan de algún azote de vez en cuando, otros sostienen que el dialogo es lo mejor, otros hablan de consolidar la familia y, otros, plantean el repensar las condiciones sociales y políticas en las que vivimos.
Somos un grupo con diferentes edades, pero al intercambiar nuestras experiencias y nuestros relatos sobre la infancia, nos hemos dado cuenta que los juegos de los chicos no han cambiado tanto a través del tiempo. Por ahí, por ejemplo, cambian los figuritas, pero se sigue jugando a esto.